lunes, 28 de octubre de 2013

CUARTA MATEADA LITERARIA SEGUNDO "B"

CUARTA MATEADA LITERARIA

Realizamos cuentos tradicionales en versiones diferentes

Cuento:

UN ENANITO Y SIETE BLANCANIEVES

de María Elena walsh 

Siete chicas estaban escuchando la radio en una casita del bosque de Gulubú.
LOCUTOR Y con ustedes… el grillo Canuto.
 Las siete chicas eran las hijas del jardinero Nieves.
  ¡Qué bien que canta este grillo!
... suspiraron las siete señoritas embelesadas.
   ¿Dónde habrá estudiado canto?
  Un fuerte aplauso para Canuto.
 Gracias, gracias… estudié canto en la escuela del profesor enanito Carozo.
 Las siete chicas salieron disparadas por el bosque y preguntaron a todo bicho viviente si sabían de dicha escuela pero…
 No sé. ¿De qué hablas? Ni idea…
… nadie supo informarles dónde quedaba la dichosa escuela.
 Hasta que se encontraron con el sapo Ceferino, un sapo muy sabio, que estaba leyendo el diario al revés y le preguntaron:
¿Señor sapo Ceferino, dónde queda la escuela del profesor enanito Carozo, por favor?
 Y el sapo les contestó sabiamente.
  Guau.
 Así informadas, salieron corriendo hasta que en una esquina del bosque encontraron un cartel que decía.
 Allí estaba el profesor, sentado en un hongo.
 ¡Queremos estudiar en su escuela!
¡Queremos que nos enseñe a cantar como el grillo Canuto!
 Pero… pero, ¿qué dicen? En esta escuela sólo hay alumnos chiquitos: grillos que estudian canto, arañas que estudian tejido, ranas que aprenden natación.
 Él trató de explicarles de mil formas que NO. Pero ellas insistieron tanto que fue inútil que el profesor enanito Carozo les dijera que era peligroso inscribirlas porque en cualquier momento podían pisar a los alumnos.
Prometemos caminar con las manos para no pisarlos.
 Bueno, está bien.
¡Qué bien!
 El profesor Carozo sacó un lápiz y un montón de papelitos,
papeletas, papelotes y papelones y les preguntó:
  ¿Nombre?
  Blancarucha.
  ¿Apellido?
  Nieves.
  ¿Profesión?
  Señorita.
  ¿Nombre?
   Blancachofa.
  ¿Apellido?
   Nieves.
   ¿Profesión?
   Señorita.
Y así anotó a las restantes, que se llamaban: Blancarita, Blancarota, Blancarina, Blancarufa y Blancatula Nieves.
 El enanito Carozo ya iba a iniciar sus clases de canto cuando de pronto:
  ¿Qué es esto?...
  ¡Ahhhh!
       De atrás de un árbol rugió el inspector de escuelas del bosque
de Gulubú, que también era enanito pero más grande, es decir, enanote.
 El profesor Carozo se cayó sentado del susto y sólo atinó a tartamudear.
  Son... las… se… señoritas de Nieves, señor inspector.
  ¡Venimos a aprender a cantar como el grillo Canuto!
  El inspector sacó un librote, lo hojeó y gritó:
 Esto no puede ser. El reglamento de escuelas de Gulubú dice que no puede haber un enanito y siete Blancanieves. Imposible. Voy a cerrar la escuela.
 Pe… pero, se… señor inspector.
 Nada de peros. ¿Dónde se ha visto? La aritmética y la historia nos enseñan que puede haber una Blancanieves y siete enanitos, pero jamás, réquete jamás más, un solo enanito y siete Blancanieves.
 Las chicas se pusieron a llorar, el profesor a protestar, y todos los alumnos a hacer un bochinche impresionante...
 porque a todos les gustaban las siete hijas del jardinero Nieves, tan limpitas y con trenzas.
 Tanto chillaron todos que el sapo Ceferino, la persona más sabia del bosque, los oyó, dobló el diario, guardó los lentes, apagó la pipa, y allá se fue a ver qué pasaba.
En cuanto llegó el sapo Ceferino, le propusieron ser juez de tan complicado asunto.
 ¿Le parece justo, señor sapo Ceferino, que me cierren la escuela porque la aritmética y la historia dicen que no puede haber un enanito y siete Blancanieves?
 ... preguntó el profesor Carozo haciendo pucheros. El sapo Ceferino se rascó la cabezota, meditó durante 14 segundos y 35 minutos, y luego les contestó sabiamente.
   Guau.
¡OHHHHHH!
 Ante tan sabia declaración, el enanote inspector no pudo decir ni mu. Manoseó un poco su librote, se acomodó el gorro y dijo nerviosamente:
 No puede ser. El reglamento de escuelas de Gulubú dice además que esta escuela es para grillos, ranas, arañas solteras y otras personas chiquitas, pero no para siete Blancanieves grandes. ¡Eso jamás, réquete jamás más lo permitiré!
Pero el sapo Ceferino le replicó sabiamente diciendo:
   Guau.
 ¡OHHHHHH!
Y como el sapo Ceferino era la persona más sabia del bosque, el inspector ya no le pudo discutir más.
 Pero… pe… hummm...
Entonces, el inspector cerró su librote, lo guardó bajo su gorro y desapareció furioso detrás de su árbol.
 Blancarucha, Blancachofa, Blancarita, Blancarota, Blancarina, Blancarufa y Blancatula nieves aprendieron muy pronto a cantar como el grillo Canuto.
Y hoy nos acompañan en la radio de Gulubú el coro de las siete Blancanieves, dirigido por el profesor enanito Carozo.
 Crítiqui crítiqui cric…
 Su repertorio tiene también tiene valses, cuya hermosa letra dice así:
 Chípiti chípiti chip…
 Y rancheritas, cuya hermosa letra dice así:
  Plímpliti plímpiti plimp…
 Si ustedes alguna vez encuentran detrás de un árbol, o detrás de cualquier cosa, a un inspector enanote y sabihondo que les dice que no es posible que existan un enanito y siete Blancanieves, o que no es posible que exista cualquier otra cosa linda, ustedes pueden contestarle:
  Sí señor, existe, en el bosque de Gulubú.
O, si no, respondan sabiamente, como el sapo Ceferino:
  Guau.
  Y así termina, en jueves,
El cuento del enanito
Y las siete Blancanieves.

Para entretenernos veamos una hermosa película de disney

Algunas de las escenas de la pelicula blancanieves y los sieter enanitos



















ASÍ TRABAJAMOS EN EL AULA !!!





















2 comentarios:

  1. Qué lindas esas Blancanieves y esos enanos!!!! Cris y Maxi Mora

    ResponderEliminar
  2. QUÉ CONCENTRADOS ESTABAN CUANDO TRABAJABAN Y ASÍ TAMBIÉN QUEDARON DE BONITOS TODOS LOS ENANITOS Y LAS BLANCANIEVES. SEÑO MARCE.

    ResponderEliminar

Todos los comentarios de esta página están sujetos a moderación para garantizar la eficacia y utilidad del mismo.
Los invitamos a participar.
Una vez finalizado el comentario es necesario que se identifiquen.
Gracias